miércoles, 1 de diciembre de 2010

7. TIEMPO DE NARRACIÓN

El tiempo en el arte

El tiempo en el arte es algo muy relativo que se utiliza en función de la comunicación. El teatro utiliza el tiempo a su gusto; un cambio de escena o de acto, supone un cambio de tiempo o de lugar, que puede expresar el paso de muchos años o de pocos días, o incluso de minutos…

La ópera también suele utilizar los tiempos, al igual que el cine, con cierta ralentización; un actor puede cantar un aria completa mientras agoniza con el puñal en el pecho. Un disparo en el cine impacta en el pecho de un actor y, mientras éste cae al suelo de forma ralentizada, reproduce toda su vida y da lugar a una película completa. Lo que sucede en fracciones de segundo en la realidad, una película lo puede representar en un largometraje completo.

Los saltos en la cronología y las vueltas atrás en el tiempo que tanto se han utilizado en literatura y que son normales en el cine, reproducen cambios arbitrarios en la cronología que el lector, o el espectador, deben suplir para la comprensión de la trama.


La sensación de continuidad

Para dar sensación de que pasa el tiempo los cineastas se las ingenian con infinidad de recursos. Algunos de ellos dependen de la misma narración: el día va detrás de la noche, una habitación muy desordenada va tras una gran fiesta… Otros son recursos de tipo técnico, como son los fundidos, las cortinillas o los letreros.

En todos los casos la acción, el decorado, los actores y su estado anímico, las arrugas en la cara o la ausencia de éstas, los objetos o las situaciones, han cambiado dando la impresión de que el tiempo pasa.

La sensación de que pasa el tiempo en una película, la puede recibir el espectador de muchas formas; Burch las resume en cinco:

  • La primera es la más primitiva de todas; una acción sucede a la anterior.

  • La segunda es la llamada elipsis; cuando la acción se abrevia economizando planos. Se ve el comienzo y el final de una acción y el espectador supone el resto de los pasos intermedios.

  • La tercera se da cuando se suprime un espacio pequeño o grande del relato, se da el principio y el final, pero el espectador recibe ciertas claves para entender lo que ha sucedido, mediante frases u objetos.

  • La cuarta es la que recurre a la reiteración de parte de la acción para conseguir la sensación de que el tiempo pasa.

  • La última es recurrir a los flashback o salto atrás, retroceso en el tiempo; o a los flashforward o salto adelante.

El tiempo en el cine

  • Tiempo real: El que tarda en ocurrir un acontecimiento en la realidad. Una muerte en tiempo real vista en un noticiario de televisión se desarrolla en fracciones de segundo.

  • Tiempo fílmico: El que se produce por manipulación para acelerar o retardar los acontecimientos, reproducir paso a paso o cambiar el orden de los sucesos de cara a presentar al espectador una visión intencionada y distinta del acontecimiento. La muerte citada anteriormente, realizada a cámara lenta, puede hacer fijar en el espectador detalles que facilitan la comprensión del mensaje.

  • Tiempo de filmación: El tiempo que se tarda en filmar o rodar una escena.

  • Adecuación: Cuando el tiempo real y el tiempo cinematográfico son los mismos.

  • Distensión: Cuando el director alarga la escena más de lo que dura en tiempo real; así le da un tono más metafórico o intenta que el espectador se fije más en los detalles.

  • Condensación: Se suprime una parte del relato que el espectador debe suplir con su imaginación; también se llama elipsis.

  • Hacia atrás y hacia el futuro en el tiempo: Con el flashback (tiempo pasado), se relata lo que ya ha sucedido; en cambio, con el flashforward (tiempo futuro), lo que está por venir.

Los fundidos

Para separar las distintas partes o secuencias, el cineasta ha de recurrir a diferentes pasos y elementos, llamados cortes cuando se hacen directamente; son las transiciones, un recurso tan antiguo como el cine mudo, que debió inventar un modo de que no se notara cuando se cambiaba la película de la cámara. Con el fin de no cortar la acción se utilizaron cortes que no solamente no impedían la comprensión de la historia, sino que la facilitaban y permitían extenderla en el tiempo y crear una estética diferente. Con el tiempo, constituyeron uno de los elementos más importantes del lenguaje cinematográfico.

La inmensa mayoría de los planos de cualquier película se unían entre sí al corte: acaba uno y empieza otro, sin más. Sin embargo, muy pronto se empezó a experimentar con otras formas de pasar un plano al siguiente; algunos de esos efectos del cine mudo nos resultan excesivos en la actualidad, aunque como experimentos tuvieron su utilidad.

Cuando se hacen gradualmente, se realizan con los llamados fundido en negro, fundido en blanco (o en azul, o cualquier otro color) y fundido encadenado.

El fundido a negro es el recurso más antiguo. Cuando cerramos los ojos, estamos haciendo un fundido a negro, mientras el cerebro funciona; hasta abrir de nuevo los ojos. Es un oscurecimiento de la pantalla al que seguirá una apertura para iniciar la fase siguiente. Muchas veces implica el paso de un periodo largo de tiempo.

En el fundido en blanco, el plano se traza cada vez más blanco, hasta que se traza el blanco total en la pantalla; es el contrario del fundido en negro y se denomina también cerrar en blanco.

En el fundido encadenado, la última imagen del plano se va disolviendo mientras, en sobreimpresión, se va afianzando la primera imagen del plano siguiente.

También se utiliza el barrido, cuando la cámara se mueve a toda velocidad de un objeto a otro; o las cortinillas, cuando las imágenes se desplazan hacia un lado o hacia arriba o abajo.

Aunque normalmente se realizan en el laboratorio, algunos fundidos se pueden lograr con la cámara durante el rodaje, manipulando el diafragma y obturador en el momento en que se quiera el efecto. Por ejemplo, para un fundido a negro, cerraríamos el obturador progresivamente y para un fundido en blanco, o abriríamos.




Las transiciones en la actualidad

En la actualidad las transiciones se realizan digitalmente y existe un gran número de ellas. Hay que tener en cuenta que cada una de las transiciones deben tener un significado y durante más de 100 años de cine, se han creado unos códigos que es conveniente respetar, utilizar adecuadamente y no fatigar con excesivos cambios al espectador.

Casi todas las transiciones consisten en un paso gradual de un plano a otro; es conveniente controlar el tipo y el tiempo de la transición en función de lo que se esté contando y tomar la decisión con criterios comunicativos, si es lento o rápido, etc.

Lo normal sigue siendo el corte, como en los primeros tiempos del cine, para que la narración sea fluida; excesivos fundidos y cortinillas ralentizan la acción. Otro recurso de transición bastante normal, es el fundido a negro, o desde negro. Esto supone un cambio drástico en el ritmo narrativo, más cercano a un cambio de capítulo.

Ahora bien, hay momentos en que se impone un punto y aparte, o momentos en los que se interrumpe el ritmo normal, en los que es conveniente el uso del encadenado. Las cortinillas, de las que cualquier cámara actual tiene una gran cantidad de variaciones, hay que utilizarlas con cuidado y prudencia, no abusar de ellas. Si no se utilizan, tampoco pasa nada pues en ocasiones confunden, estorban, ralentizan, despistan o dispersan la comprensión, creando ruidos innecesarios.

Las cortinillas son de muchos tipos: rectas, con movimiento hacia todos los lados, circulares, en estrella, y todo lo que ocurra en movimientos digitales. Las hay que distorsionan la imagen, la ondulan, la empequeñecen, la desenfocan, la agrandan, la giran, la convierten en perspectiva, la cambian de color… Por eso, es conveniente tener cuidado con su uso.

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